FOTO DE SOFÍA SOTO

El viernes 10 de febrero se celebraba en el Palacio de Congresos de nuestra ciudad y organizado por nuestra Hermandad, la conferencia “Hermano Pablo: una vida junto al Cardenal”, a cargo de quien fuera su secretario personal, Fray Pablo Noguera Aledo. Una conferencia en la que reinó el espíritu franciscano de humildad y sosiego.

El hermano Pablo fue desgranando con exquisita dulzura y delicadeza la figura del Cardenal, no sin antes reconocer que fue para él un maestro y un padre. Procuró ensalzar su vida sin caer en la subjetividad, algo difícil para el hermano Pablo teniendo en cuenda los fuertes lazos de admiración y cariño que siempre le tuvo.

Comenzaba describiendo las virtudes principales del Cardenal. Su sencillez, su personalidad arrolladora, su poder de influencia en los distintos foros… Resaltó su amor por las personas. El inmenso respeto que tenía hacia los demás, sin tener en cuenta ideología o condición social.  Y el inmenso amor a Dios y a la Iglesia.

Pero quiso centrarse más en el mensaje de Cristo que siempre inspiró la vida del Cardenal. En la vida hay que ir detrás del Señor. Una vida sin Dios es una vida incompleta. En esta sociedad que camina con tantas prisas, debemos pararnos, buscar el silencio y encontrar a Dios para dialogar con Él.

Y esa fe no debe quedar en las sacristías, hay que sacarla a la calle. El cristiano ha de tomar parte en la sociedad. No debe quedarse como espectador pasivo, y eso ha de hacerlo con la ayuda del Espíritu Santo. Siendo este el anhelo principal del Cardenal y que todo creyente debería tener como uno de sus objetivos: evangelizar a los demás. Dar de beber al sediento.